Joaquín Sorolla y el paisaje de España estuvieron unidos desde que comenzara a pintar al aire libre. 

El pintor valenciano recorrió España de punta a punta retratando en apuntes o notas de color como solía llamar, los diferentes lugares por los que viajaba.

Mayo 2020.

Siempre me ha interesado especialmente la faceta de Joaquín Sorolla como paisajista.

Debido a que fue un pintor muy prolífico hoy día aún nos podemos sorprender con obras que no habíamos visto anteriormente dada la gran cantidad de obras que pintó a lo largo de su vida artística tanto en el estudio como al aire libre.

Pero si hablamos de paisaje, debemos referirnos sobre todo a la pintura rápida que el artista realizó en el mismo lugar por el que viajaba en ese momento y que a modo de instantánea, como si de una fotografía se tratara  plasmaba sobre el lienzo o sobre cartón o tablillas.

La mayor parte de la pintura de paisajes que Sorolla pintó, fue realizada al aire libre.

Un trabajo muy duro en ocasiones debido a las inclemencias del tiempo pero que todo pintor de paisajes debe experimentar alguna vez.

Es en el medio natural donde se forja la valía del artista para campear como puede todos los imprevistos que pueden surgir cuando se pinta del natural en plena naturaleza.

En sus cartas a su esposa Clotilde deja de manifiesto en ocasiones su cansancio y hastío. También su decepción por no encontrar los motivos que buscaba o de alegría al tener un día completo con una buena luz y teniendo todo en su sitio tal y como deseaba.

En este artículo he realizado una difícil recopilación de obras que he encontrado de Joaquín Sorolla y este tipo de paisaje.

Una tarea compleja la de elegir obras ya que como decía, se trata de un artista que trabajó mucho y tiene gran cantidad de obras tanto de apuntes como de obras más terminadas. Algunas conocidas y otras menos.

Difícil elección aunque me he decantado mucho por los temas de estudio, poco acabados en los que deja en ocasiones el lienzo visto y algo manchado al aire.

Por ello no deja de tener valor ya que este tipo de trabajos rápidos nos ofrecen la esencia del artista siempre al trabajar en libertad total. Sólo como el estudio a modo casi fotográfico para recordar cómo es cierto paisaje o ciertos elementos de un paisaje para integrarlos posteriormente.

El Museo Sorolla de Madrid realizó no hace mucho una exposición titulada «Cazando impresiones» muy interesante acerca de estos pequeños estudios o notas de color como al pintor le gustaba llamar ya que hay una cantidad muy grande archivada de estos pequeños cuadros.

Este tipo de obras las realizó Joaquín Sorolla, sobre todo durante sus viajes por España para recoger información sobre las diferentes regiones españolas para el gran encargo que la Hispanic Society de Nueva York le encargó. En concreto el hispanista Archer Milton Huntington con el que trabaría gran amistad.

Un encargo en el que se dejó literalmente parte de su vida ya que fue un trabajo en el periodo de madurez de Sorolla y al que había que dedicarle como digo viajes por toda España para capturar en lienzos de todas las medidas los diferentes trajes regionales de cada provincia, paisajes y otros aspectos para luego elaborar en su estudio paneles de gran tamaño donde mostrar cada región.

Gracias a este encargo de dimensiones monumentales podemos disfrutar hoy de gran cantidad de estudios precios de paisaje y obras que sirvieron para la realización de estos paneles que tenían como objeto aportar una «Visión de España», tal fue el título de esta obra que proyectaba un recorrido por diferentes regiones.

Pero sin desviarnos del tema que nos ocupa que es el paisaje en la obra de Sorolla, creo que hay que reconocerle al pintor esta faceta suya que es en mi opinión una de las más interesantes.

Siempre que pronunciamos el nombre del artista valenciano Joaquín Sorolla, nos vienen a la cabeza de inmediato multitud de escenas de la playa de Valencia con sus personajes, niños jugando, mujeres paseando o barcas que se acercan a la orilla tiradas por los bueyes después de una jornada de pesca. Escenas que el pintor hace propias como lo hizo Monet con sus nenúfares de modo que en la memoria visual Universal ha quedado plasmado a lo largo de las generaciones y lo sigue haciendo.

Pero hay mucho más y a mi siempre me ha interesado mucho el motivo de paisaje.

En su obra ya que después de haber estudiado su obra con detenimiento y haber leído muchas de las cartas con las que tanto con su esposa como con otro artistas y amigos como Aureliano de Beruete se escribían.

Puedo llegar a la conclusión de que el pintor era más libre y a la vez más concentrado y sin distracciones cuando pintaba este tipo de motivos.

Me da la sensación que una persona de fuerte carácter como el era, tenía que pasar algún momento incómodo pintando temas de figuras en la playa o otro tipo de motivo de figura humana ya que se movían, se cansaban de posar o no coincidía todo en ese momento con la luz por lo que hacía que en ocasiones llegara a desesperarse.

El paisaje no se mueve, está ahí inmóvil, solo hay que buscar la luz y el clima idóneo y de este modo el pintor se relaja más y consigue capturar de mejor modo lo deseado.

Cuando observo esos paisajes de Joaquín Sorolla, veo más verdad y más libertad de trazo y seguridad en la ejecución.

Por supuesto no me cabe duda que en otras de sus obras también se muestran estas cualidades pero en el paisaje de Sorolla se aprecia cómo se mete de lleno en la obra y por consiguiente este efecto se produce cuando vemos una de sus obras.

El aspecto técnico es otra de las características que me apasionan por el tipo de pincelada que el artista utiliza en este tipo de cuadros de paisaje que la gran mayoría son motivos de pintura rápida de una o dos sesiones como mucho.

Cuando los impresionistas se preocupaban por la descomposición de la pincelada con trazos pequeños y rápidos llegando al posterior puntillismo en el que artistas pintaban de un modo minucioso y casi científico sus obras, Sorolla iba a la inversa y pintaba de un modo muy rápido con pinceladas anchas, llenas de pasta y de materia pictórica.

En sus obras se puede sentir lo apasionado del carácter español, lo que para la música fueron las obras de Manuel de Falla o Albéniz.

Hay en su pintura mucha pasión y en sus trazos rápidos y precisos encontramos un fuerte carácter. La obsesión por capturar el entorno y conservarlo sobre el lienzo. Y como no, el dibujo, tan presente en toda su obra y que realizó a lo largo de toda su vida ininterrumpidamente.

Sorolla es un gran dibujante. Un dibujante incansable y apasionado que practica el dibujo constantemente.

Esto hace que sus cuadros siempre tengan ese componente activo en la construcción de cada uno de ellos.

Se puede apreciar que la disciplina del dibujo que lleva a cabo en su periodo de formación se queda grabado cuando realiza la composición de cada obra.

Dibuja con el color y traslada dicho dibujo a otro medio y soporte como lo son los lienzos o las tablas o cartones que utiliza para capturar el paisaje.

La técnica de Sorolla y su pincelada alargada pero también corta en el detalle es algo muy propio del pintor.

Analizando algunos de los paisajes que el pintor realizó podemos apreciar el modo en el que solía trabajar e intuir el proceso y los pasos llevados a cabo.

Esto es posible, debido a que como he dicho anteriormente pintaba rápidamente del natural al aire libre y esto hacía que en ocasiones dejara el lienzo por cubrir, dejando vista la imprimación de la tela. También se aprecian las escurriduras y manchas de las primeras fases de la pintura muy disuelta en trementina o diluyentes para hacer más elástica y flexible la pintura a la vez que esto le permitía pintar más rápido. 

A continuación muestro un álbum en el que se pueden ver algunos de los paisajes del pintor que comentaba.

También muestro un vídeo realizado con algunas de las obras de temas de paisaje que puede ser interesante.